14.6.12






No me despiertes cuando vengas, y no me hables al oído.
 Ya no me sirven tus palabras, apagué el sueño demasiado temprano.
Dejé una carta en la mesa con muy poca lucidez, pero el amor no se olvida,
 toda mi vida rendida a tus pies.
Cinco segundos de gracia, y mil horas sin razón.
 Sequé mis lágrimas en espejos fríos, y soy la sombra de ayer.

Hay momentos que no recuerdo nada
Hay momentos que no puedo olvidar
Hay momentos que por las madrugadas, me arrepiento y empiezo a temblar.







^190611