27.1.12

En una esquina de mi barrio hay una tienda que vende unas pastillas para olvidar. Los vecinos aseveran que su efecto prolifera pero yo no las quise ni probar.
Pastillitas del olvido, tengan el recuerdo vivo de la noche que la vi bailar; se movía como loca, inestable, y caprichosa, y era triste como mi ciudad.
Y yo que te dí todas mus noches a vos, sin lamentos, ni reproches. Te dí en las noches y los días mis mejores melodías, en las horas mas tremendas de mi vida.
Yo te espero todavía, yo creo que olvido es una fantasía. Y así, destinada a padecerte, sigo loca como siempre, inventando lo que sea para verte.
En un rincón de mi memoria sobran noches de tristeza, poca gloria, y soledad.
Y en el hueco de los años más dorados, caben tus ojos prestados, y un adiós para olvidar.
Baila tu milonga preferida, que está oscuro todavía, que amanece y se nos va la vida.